Los
padres y educadores no siempre somos conscientes de los peligros que entraña la
Red en el “cibermundo” de los menores y adolescentes. En estos casos los menores pasan de
forma automática de ser nativos digitales a huérfanos digitales ante su soledad
virtual favorecida por nosotros, por los adultos. Internet, gracias a sus infinitas
bondades, nos ofrece un lugar perfecto donde encontrar cualquier tipo de
información en tiempo real, un canal de comunicación mediante el cual podremos
conversar con nuestros contactos sin importar la distancia. La red se convierte
en un nuevo “cibermundo” en el que tanto padres como educadores tenemos
y debemos de educar y acompañar a los menores.
Mientras los padres nos encontramos tranquilos disfrutando de nuestra película
favorita, o descansamos después de una larga jornada de trabajo, ignoramos lo
que realmente pasa en la red, lo que sucede en el “cibermundo” de
nuestros hijos. Sería conveniente que nos hiciéramos la siguiente pregunta… ¿ sabemos el uso que hacen nuestros menores de las nuevas tecnologías?
En Internet, en la actualidad, cualquiera de nosotros podemos tener distintas
actividades en prácticamente todos los ámbitos, en nuestra vida social, en
nuestra propia educación y formación, incluso en nuestra vida profesional,
particular o en nuestros momentos de esparcimiento.
Internet nos ofrece un maravilloso mundo de posibilidades que ayudan indudablemente
a la construcción de una sociedad mejor, un mundo orientado al desarrollo y en
el que todos podemos crear, difundir y adquirir conocimientos, sin importar las
distancias o los propios idiomas, los mayores hándicaps a los que se ha
enfrentado siempre el ser humano.
Por eso, dada la amplitud de
posibilidades, es tan atrayente para los menores y adolescentes. Internet
forma parte de su vida desde el momento que nacen, no pueden prescindir de las
nuevas tecnologías.
Pero
Internet, como nos pasa en la vida no virtual, se convierte en un lugar donde
se nos presentan amenazas y riesgos que elevan su peligrosidad cuando quien lo
sufre es un menor, que se hace infinitamente más vulnerable que un adulto al no
tener capacidad de reacción.
Aunque a veces, solo a veces, los adultos olvidamos estos peligros, posiblemente
porque no somos conscientes de su existencia dada nuestro “analfabetismo” digital, tenemos miedo a Internet porque
nos parece demasiado técnico.
La primera medida básica para combatir los peligros de la red es la
concienciación de su existencia, conocerlos, conocer su origen, conocer su
funcionamiento y cómo actúan sus responsables.
La mayoría de los niños,
adolescentes y jóvenes actuales que tienen acceso a la Red (Internet, móviles,
etc.) son los actuales nativos digitales porque reúnen una serie de
características propias que les diferencian de las generaciones precedentes,
son interactivos, multifuncionales y multitareas; se trata de una generación
creativa que produce sus propios contenidos. ¡Siempre están conectados! Incluso
crean sus propios lenguajes.
Ahora, en la era de la comunicación,
nuestros hijos son especialistas en la socialización, tienen cientos
de “amigos” con quien hablan y comparten confidencias en redes
sociales, en medio de una partida de sus juegos online preferidos o a través de
los programas de mensajería instantánea instalados en sus teléfonos móviles de
última generación.
Se habla de pedofilia
en la red, de los distintos tipos de ciberacoso a los que se puede enfrentar un
menor, pero sin ninguna duda, el principal problema al que se enfrentan,
por falta de educación digital y de información y sobre todo por inconsciencia
son los riesgos que conlleva el consumo de contenido adulto en Internet. En
internet no existe la “censura”, no existen los dos
rombos, por lo que contenidos relativos a la pornografía, violencia,
temas de trastornos alimentarios, contenidos xenófobos, drogas, sectas, etc.,
están al alcance de todos en internet, y por supuesto también de los menores.
Contenidos que pueden ir más lejos
que el mero “consumo” de material inadecuado para un niño, puesto
que incluso pueden poner en peligro sus vidas (páginas de anorexia y bulimia),
así como las llamadas páginas de muerte, que incitan al suicidio, juegos online
de extrema violencia, son claros y peligrosos ejemplos.
Muchas veces esto es consecuencia del total desentendimiento hacia los niños,
de la ausencia de la figura adulta que supervise y proteja la actividad del
menor en la red, de la ausencia total del llamado CONTROL PARENTAL.
Ante estos problemas debemos seguir
utilizando la lógica, no se trata de prohibir Internet. Esta medida sólo
trasladaría el problema a otros ordenadores fuera del entorno familiar. Es
mejor explicar a los hijos por qué no deben acceder a determinadas páginas, y
qué peligros les acechan si desarrollan determinadas conductas que ellos creen
inocuas, por ejemplo, proporcionar información personal en las redes sociales,
interactuar con desconocidos o incluso convertirse en el grave problema para
otros menores internautas.
Por otro lado, por nuestra parte, debemos concienciarles que ante
cualquier peligro en Internet que se encuentren siempre tendrán a un adulto a su
lado.
Por suerte, en esta lucha contra los peligros que amenazan a los menores en Internet, tenemos la suerte de poder contar a personas concienciadas en la necesidad de transmitir el MENSAJE de esta entrada en sus círculos e incluso lanzando “locas INICIATIVAS” en aras de X1RedMasSegura.
Y yo tengo la suerte de conocer a algunos de estos GRANDES (ellos se reconocerán) que, lejos de cualquier interés económico o profesional aúnan esfuerzos en hacer de Internet un lugar más seguro PARA todos, especialmente para nuestro menores, quedando muy por encima de los que su única y verdadera pretensión es el amor… amor al dinero.
No olvidemos que los adultos tenemos la tecnología de nuestra
parte para educar a nuestros menores, y por supuesto tampoco debemos olvidar
que en Internet…
Nosotros somos nuestra
mayor vulnerabilidad, pero también somos nuestro mejor mejor antivirus.
Fuente